Me siento llamar suavemente. Abro los ojos y veo una bellísima Señora, que me pide abandonar el descanso sentarme y escribir. Pienso que sea algo muy importante si me llama de noche, porque en la noche el coloquio es más íntimo. Todo es paz, silencio, nada puede interrumpir el amoroso encuentro.
Querida hija de la Luz, Yo ahora, teniendo presente que la humanidad sigue pisoteando las Leyes del Cielo, te revelo el mensaje último de los secretos de Fátima, sellado desde 1917 en el alma de pocos y que en los años 60 este debía ser anunciado al mundo entero, pero no fue escuchada Mi materna llamada y tantas, tantas desgracias han cubierto esta tierra.
Hoy, Mi pequeña, te doy la tarea de hablar con todos los que entrarán en contacto contigo y a tantos “hijos de la Luz”1, para que el mundo pueda todavía enmendarse. Yo deseo que el Papa escuche el llamado doloroso de Mi Hijo (se referiría a este mensaje para que hable al mundo y se salve con la oración)2, todavía agonizante por vuestros pecados, y tenga presente Mi apremio por difundir este mensaje.
Maravillosamente Le aparece el mundo en las manos y veo con estupor que poco a poco se cubre de sangre. Ella así empieza:
Hijita, Yo dije una vez en Fátima que si el mundo no se convertía, una gran catástrofe llegaría sobre todo el mundo, no en aquel momento, sino en la segunda mitad del siglo XX3.
Predije ya en “La Salette” a los niños Melania y Maximino este Castigo y hoy después de innumerables veces lo repito a ti, porque la humanidad continúa en el error pisoteando los dones del Cielo.
Ya satanás ha esparcido el desorden en todas partes, deteniendo el poder de los más altos vértices, influyendo en el progreso de todas las cosas. Yo ya le dije a Lucía que él, hijo de las tinieblas, conseguiría alcanzado a plagiar las mentes de los más grandes científicos, instigándolos a inventar armas poderosísimas con las que conseguiría destruir en pocos instantes todo el planeta Tierra. Yo dije que llegaría a tener en sus manos la suerte del mundo entero, seduciendo a los poderosos y a los jefes de los Estados, y así ha sucedido.
Pronto estaré obligada a dejar libre el brazo de Mi Hijo4 y todos veréis que El castigará con mayor Justicia y severidad, como no ha sucedido nunca.
Para la Iglesia ha llegado el tiempo de las duras pruebas y de las tribulaciones, como ya lo predije. Los Cardenales se vuelven en contra de Cardenales, los Obispos en contra de los Obispos5 y satanás marcha ya entre sus filas, y en Roma, cambios inminentes se hacen sentir. Nadie espera al Hijo de Dios, pero di a todos que volverá, vendrá como un ladrón en la noche y entonces castigará según la Justicia del Justo Padre Celestial6. Humos y fuegos caerán con violencia de los cielos, los mares emitirán vapores, todo se hundirá y una guerra más grande y destructora que las otras vendrá si todo quedase como ahora. Muchos hombres y niños morirán poco a poco, y aquellos que vivan, tendrán envidia de los que murieron privados de aquella visión.
El rostro de la muerte, de la miseria, de la ruina y de la guerra será el de la tierra. Los tiempos de los tiempos llegan ya al final y este miedo Mío se hace cada día una espantosa realidad. Yo Me dirijo al mundo diciendo que no sólo los buenos perecerán junto con los malos, sino también los jefes de los estados con sus pueblos y los grandes de la Iglesia con sus fieles.7
Hija Mía, satanás desgraciadamente ha llenado la tierra con sus sicarios, y el hombre muy a menudo cede a la tentación, al pecado. Esta vez, si el hombre quisiera premeditadamente destruir el mundo entero, Dios lo haría desaparecer del Universo y acaecerá no ya con el agua, símbolo de purificación, sino con el fuego, símbolo de Justicia.
Cuando la tierra se oscurezca, es la señal de la llegada de Mi Hijo y de Sus Ángeles y solamente entonces se iniciará la nueva tierra, reformada por todos aquellos que ahora trabajan por el Triunfo de Mi Corazón Inmaculado y por aquellos que sobrevivirán a estas desgracias.
Todos unidos, aquellos elegidos8 marcados con una cruz9 sobre la frente, símbolo de la confianza en Dios, vivirán por un único fin, el Padre Celestial, como cuando este bellísimo planeta no era tan pecador. Así, Yo, Madre de Dios, anuncio al mundo a través de ti la gran catástrofe que vivirá si no se convierte. Yo, Reina de la Paz y del Amor, Madre Celestial, he venido a esta tierra, como en otras, para sanar el espíritu y ya no más el cuerpo.
Yo os prometo la Salvación si mi llamada celestial será acogida. Te agradezco por haberMe correspondido y te pido que lo comuniques al mundo. Rezad y amad. Sea alabada la Vida que genera Vida: Jesucristo.
Virgen de la Eucaristía, Noche 14-15 de Febrero de 1993
(Tercer secreto revelado en parte)
He entregado este mensaje a algunas autoridades religiosas, entre ellas a Mi Obispo, convencida de haber hecho un buen servicio al Señor.
- (1 Ts 5,5 ) ↩︎
- (También indirectamente con exhortaciones y cartas.) ↩︎
- (En periodo de tiempo cercano al fin del milenio.) ↩︎
- (Aquí María Santísima subraya Su gran misión en la tierra: ser Medianera Universal.) ↩︎
- (La Virgen en la frase “Cardenales en contra de Cardenales…” tal vez quiere decir que por sus ideologías personales van en contra uno del otro, y el maligno encuentra terreno fértil para sembrar odio y destruir la obra de Dios. En la frase que se refiere a Roma, la Madre Celeste da a entender que algún cambio ya ha sucedido porque así lo había decidido el Altísimo.) ↩︎
- (Por una intervención Suya.) ↩︎
- (Porque pagarían todos por una mala gestión de las cosas.) ↩︎
- (Los corazones convertidos y reconciliados con Dios.) ↩︎
- (Invisiblemente.) ↩︎